miércoles, 4 de abril de 2012

Cedeira, tierra de mar (IV)

Lo que el mar se llevó.Es ésta la última parte del reportaje sobre Cedeira. La hermosura de su ría, de la villa en sí, y de sus fascinantes entornos paisajísticos intenté transmitirla en las tres reseñas publicadas en este blog en fechas anteriores.
No cabe duda de que este enclave, en donde las agitadas aguas atlánticas sueltan toda su furia, nunca dejará de maravillarnos. Y es que en plena Serra de A Capelada, cerca de San Andrés, sorprende un monumento dedicado, ni más ni menos, que a Leslie Howard, el Ashley Wilkes, marido de Melania y que enamoró a Escarlata O´Hara, en la famosísima película “Lo que el viento se llevó”. En el momento en el que me enteré de la noticia me pregunté “¿qué tendrá que ver el municipio de Cedeira -y más concretamente la Serra de A Capelada- con aquel actor? La respuesta me resultó curiosa: cuando Leslie Howard volaba de Lisboa a Londres en junio de 1943, después de haber estado durante un tiempo por España y Portugal y con la segunda Guerra Mundial como telón de fondo, su avión fue derribado por los cazas alemanes en esta zona. Según investigaciones, el actor tenía vínculos con el espionaje británico. Por tanto, estas tierras y aguas bravas fueron posiblemente, lo último que retuvo Leslie en su retina. De ahí la idea de rendirle este homenaje con una placa en la que se han esculpido en inglés y en castellano las siguientes palabras: “A la memoria del actor Leslie Howard que frente a esta costa encontró la muerte el día 1 de junio de 1943 al ser derribado su avión IBIS por aviones alemanes de la Luftwaffe”; placa en la que se hace también mención y homenaje a los compañeros que viajaban con él, así como a la tripulación de otro avión, igualmente, derribado en fecha anterior frente a estas costas y a todos los caídos por la libertad de Europa.

La villa del buen comer.
Pero antes de realizar el ascenso hasta San Andrés y de recorrer la Serra da Capelada, la preciosa villa marinera de Cedeira es un lugar ideal para gozar de una
exquisita gastronomía, elaborada con sumo celo, por los diversos profesionales de la restauración allí establecidos y que ayudará a conseguir las fuerzas necesarias para alcanzar esa subida.
Como villa marinera que es, Cedeira puede presumir de tener un delicioso patrimonio gastronómico relacionado con el marisco de calidad y con unos excelentes pescados que se pueden degustar en muy buenos restaurantes.
De la misma forma que nadie puede abandonar Cedeira sin visitar San Andrés, tampoco hay que marcharse de esta villa sin recorrer algunas de sus tabernas y demás locales del buen beber y mejor comer, para probar esas apetitosas viandas. Entre ellos, quiero mencionar dos establecimientos de los que guardo afables recuerdos: la emblemática Taberna da Calexa, un pequeño local en donde la siempre acertada combinación de piedra y madera lo hacen grato, acogedor y auténtico; y el famosísimo Quilowatio, un reducido mesón en el que se degusta un excelente marraxo en adobo, el mejor que he comido hasta ahora. Se localiza muy cerca del paseo, en dirección hacia el puerto. Quien quiera comer en él deberá darse prisa por conseguir un sitio cómodo para saborear tan apetecible manjar. Son unos cuantos los negocios hosteleros, igualmente emblemáticos, que se localizan en esta población costera: A Revolta, el Náutico, el Brisas… Todos y cada uno de ellos igual de aconsejables para disfrutar de un arte culinario de excelente calidad.

Y, por supuesto, no debo olvidar la fiesta gastronómica del percebe. Parece que el fuerte batir de estas aguas contra los acantilados cedeireses produce un percebe de excelente calidad. Cedeira exalta este apreciado y lujoso marisco en el mes de julio, cuya degustación, además, va acompañada por otros productos típicos de la zona como el pulpo, todo tipo de empanadas, entre ellas destaco las empanadas abiertas, que son auténticas de esta villa, y todo acompañado por excelentes caldos.

El hechizo de una costa.
Así es Cedeira: una villa tranquila, marinera y labradora, veraniega, medieval, un refugio mágico que se refleja en el cristalino espejo de las aguas de su ría atlántica y apacible, un enclave turístico, lejos de los destinos convencionales, pero que se desarrolla con fuerza. En definitiva, un mosaico de colores, de olores, un mar de míticas creencias que nos provoca asombro, un horizonte abierto para vivirlo y para disfrutarlo, para paladear todo el sabor de las Rías Altas gallegas. Aquí, las conversaciones, las horas, y las risas pasan de forma amena y agradable. Lo más adecuado es dejarse seducir por el encanto que esta ría y esta villa desprenden. Hay mucha magia que admirar, mucho misterio por descubrir y mucha leyenda que conocer y disfrutar en este hechizante enclave de las Rías Altas, en este mar céltico e infinito.

Para finalizar, no pude resistirme a transcribir parte de la letra de una canción titulada “Falar de amores”, compuesta en los años 70, dedicada a la Virxe
do Mar y a la mujer cedeiresa y que dice así:
“Imos moza cedeiresa polos carreiros da ría nas noites de lúa acesa. Imos no ronsel da lúa pillar as perlas das ondas para a cabeleira túa. Imos Cedeiriña amela, pola ría aluarada esvararnos nunha arnela.
E falar de amores… e falar de amor.
Nosa Señora do Mar, ai! Do mar Nosa Señora saíu hoxe a mariscar co pescador mar a fóra. Saíu na flor da mañá, na branca lancha naseira, os peixes cantando van naquel ronsel curricán pola ría de Cedeira”.

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